Al hablar de bullying siempre suele hacerse referencia a los maltratos efectuados y recibidos entre alumnos, sin embargo existe una gran cantidad de casos en donde los que se ven sometidos a agresiones y humillaciones son los alumnos. Y los victimarios son ni más ni menos que los encargados de su formación. Una realidad que va en aumento y que se convierte en una preocupación no siempre revelada.
Lamentablemente un lugar donde una persona va a recibir conocimientos, muchas veces termina transformándose en una tortura para algunos alumnos. La mayoría de los agresores actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar.
¿Qué pasa cuando el instigador es el profesor?
Una de las modalidades de bullying que más se han puesto en práctica últimamente es la que se denomina como acoso escolar de profesores a alumnos, a veces pasada por alto o disfrazada como ejercicio de poder o de autoridad. Pero esto se ha ido convirtiendo en un auténtico problema para varios alumnos que ven día a día como son sometidos por sus propios docentes.
El acoso escolar de profesores hacia los alumnos es doblemente agravado.
Pero, ¿cuáles son las maneras concretas de acosar un profesor al alumno?. Lo más común es la agresión mediante la palabra, la humillación en público frente a los compañeros, burla, desprecio y por encima de todas las cosas, el trato desigual ante los demás. El comportamiento diferencial con unos y otros alumnos hace de esto algo mucho más grave de lo que parece en un sitio donde tendría que reinar la equidad.
Haciendo una mala interpretación del sistema educativo, algunos docentes abusan de su situación de poder, por una razón o por otra, de los alumnos tomados como blanco, que sufren desaprobaciones de exámenes sin causa visible, trato distante, mentiras, castigos, hasta llegar a casos graves de acoso como lo pueden ser el de tipo sexual, mucho más común de un profesor de sexo masculino al alumnado del género opuesto. Pero en todo esto tiene mucho que ver la conformación de identidad del docente acosador.
El profesor que ejerce el acoso escolar suele ser una persona que transporta sus problemas cotidianos y sus frustraciones hacia su alumnado, que en realidad tendría que recibir de ellos instrucción y formación. Generalmente están convencidos de que deben aplicar rigurosamente su autoridad. Incluso el reconocido autor en materia de bullying Tim Field ha llegado a trazar un perfil bastante elocuente de estas personas, que tienen rasgos narcisistas, paranoides, se auto convencen de que tienen razón en su hostigamiento y de que su comportamiento es justo.
Tienen sentimientos de inferioridad y fracaso, son incapaces de afrontar su incapacidad y para desviar la atención sobre sus limitaciones arremeten contra otros. Drástico, pero no errado en sus palabras ha sido el investigador.
Los docentes que practican bullying suelen actuar motivados por el miedo a perder el control de una clase, a ser agredidos por los jóvenes e incluso a ser dejados en ridículo por aquellos que se muestren talentosos e inteligentes.
El acoso del profesor suele quedar impune y contar con mayor complicidad, generalmente, los espectadores no suelen intervenir por temor.
Los compañeros temen defender a la víctima por la posibilidad de pasar a ocupar su lugar. Muchos se divierten ante la humillación de un compañero, también pueden sentir que el agresor hace aquello que ellos mismos no se animan. Se produce un contagio social que inhibe la ayuda e incluso fomenta la participación en los actos intimidatorios.
El acoso de los profesores hacia los alumnos conlleva graves problemas para quien lo sufre, más si se trata de un niño o un adolescente, pero con el agravante de ser practicado por alguien que se supone alcanzó su madurez como persona y que cuenta con una responsabilidad más que importante.
Las estadísticas señalan que las agresiones más comunes son de tipo verbal, físicas, estatus social, rechazo, acoso sexual y amenazas. Las cifras han aumentado y se están convirtiendo en una señal de alarma.
Fuente:
http://repode.com/el-bullying-docente/
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